Carta de amistad a una Maestra

Carta de amistad a una maestra...



Juntar una letra con otra letra, una palabra con otra palabra… pareciera ser sumamente fácil para nosotros que ya grandes no sabemos cuánto nos costó cuando tamaño pupitre éramos. Nudos entre letras que forman primero nuestro nombre, después todo el resto de nuestras cosas queridas y hoy forman un querida Inés, mi maestra, nuestra maestra.

No hay mayor regalo al hombre que poder humanizarlo más y quiero hoy volverte a recordar lo mucho que me has marcado en ese camino. No fueron simplemente dictados o las primeras reglas gramaticales sino el profundo amor a lo que se hace lo que grabó aquella pequeña letra mía de segundo grado. Y por eso digo mi maestra, quizás como las de antes… las que te enseñaban de la vida y de paso que las agudas que terminan en “n”, “s” o vocal llevan tilde. Amor pícaro que complotaba para ver lo mejor de cada uno cuando todavía ni sabíamos de lo que guardábamos en nuestro interior. Esos anteojos tramposos que me encantaron de tal forma que me impulsaban a terminar la tarea y pedir por una segunda aventura en el mar de letras. Maestra de la palabra y del gesto. Palabra para expresar lo sabido y gesto para expresar todo lo que no entra entre la “A” y la “Z”. Maestra que ha sabido dejarles un legado a sus pequeños alumnos: la fuerza de la expresión humana. Ante tantas malas comunicaciones, con tus lecciones pudimos… pude, aprender que todavía podemos decir mucha bondad, nobleza y verdad.

Y hoy tocan tiempos difíciles. No es tiempo de sermones… no es tiempo de lamentaciones. Entre la palabra muda y el gesto inmóvil hay un espacio y ese es el del silencio que escribe compasión muy lentamente en el rostro de quién se ha enterado de la noticia. El “Scrabble” de la vida ha repartido sus letras y ahora sólo queda jugar con lo que tenemos, tratando de pintar las mejores y más valiosas palabras, combinando las tuyas, las mías y las suyas… El juego recién comienza, sustantivos, adjetivos, lo que sea, siempre vueltos en acción con y por algún Verbo, modificador directo o indirecto de nuestros andares.

Sólo hacerme presente mediante la obra que has sabido esculpir en mí… y escribirte un par de recuerdos, confesiones, alientos pero por sobre todo un saludo que quiere abrazar a quien ha mostrado que todo puede volverse poesía incluso cuando experimentamos un margen en la vida.

Un beso muy grande y nunca te olvides que cada palabra que escribo tiene un eco de tus zapateos.

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